No hay entre los infieles ningún pueblo más bien dotado que el japonés


-San Francisco Javier-


lunes, 11 de abril de 2011

La armadura del Samurai

Cuando tuvo lugar el ataque al castillo de Shibamara, Tazaki Geki revistió una armadura, espléndidamente vistosa. El Señor Katsushige se vio contrariado por ello y desde entonces, cada vez que notaba algo excesivo, decía: "Es la misma cosa que la armadura de Geki". Teniendo en cuenta esta anécdota, las armaduras y los equipos militares demasiado vistosos pueden ser considerados como señales de debilidad y de falta de fuerza. Revelan la verdadera naturaleza del que los lleva.

(Tomado del Hagakure)

   De nuevo para esta semana hay otra entrega de filo-lefebvrianos. Esta es importante porque dentro de los truenos de esa nube de tormenta se oye algo que hay que tener en consideración: 

Mientras tanto, el sacerdote celebrante estaba allá al fondo de un presbiterio alto, revestido con una casulla relativamente moderna, ésa que deja los brazos descubiertos, desconocida antes del XVI, mucho menos tradicional que la casulla antigua y medieval, que cubre al sacerdote completamente como una casita (casula) o una capa (casubla)… 
   Es de todos conocida la diferencia entre ornamentos góticos y ornamentos barrocos. La casulla de guitarra es la expresión sublime del barroco que encoge la hechura de la casulla para facilitar la amplitud de movimientos y a la vez la recarga en adornos hasta casi ocultar el color propio del ornamento según el tiempo litúrgico. Pero menos conocido es que la casulla simboliza el yugo de Cristo y por ende la caridad con la que es uncido todo el que se ayunta con Cristo. Así decían los sacerdotes al revestirse con la casulla: 

"Señor, que dijiste: "Mi yugo es suave y mi carga ligera"; haced que de tal modo sepa yo llevarlo para alcanzar vuestra gracia"

   Por eso, resulta curioso que tantos guerreros se lancen a la más ardua de las batallas, que es la que se da en la Santa Misa para que el sacerdote ministerial haga lo que se espera de él, y acaben mostrando un esplendor de casulla que resulta ampulosamente barroca (disminuida en el símbolo y recargada en el adorno humano) para lo que realmente se espera de ese sacerdote. Otros por contra, olvidando el verdadero ser de las casullas góticas, que también tenían sus adornos como toda obra de Dios que se precia -de ahí que se llame ornamento a los vestidos litúrgicos; de ornare, tremenda palabra que a la vez significa pertrechar y adornar-, se lanzan a la batalla con un símbolo muy amplio pero tan ligero que parece que se han tomado al pie de la letra que el símbolo ha de ser tan ligero como la carga que simboliza. Algunos llegan a sentirse tan ligeros en la simbología que acaban como Shugo Echigen No Kami Tanenao, que cuando la rebelión de Shibamara, aunque su armadura se había quedado en el campamento,  se lanzó a la batalla vestido solamente con un Hakama y una blusa (haori). Se dice que fue encontrado vestido así.
Samurai con hakama (pantalones) y haori (blusa)


   A este pobre ronin le recuerda este hablar de casullas otro cuento, leído mil veces en la obra de Yamamoto Tsunetomo, que nos dice que había un hombre en China al que gustaban mucho las imágenes representando a dragones. Todos sus muebles y vestidos estaban decorados con este emblema. El dios de los dragones se dio cuente de este amor profundo, así que un día, un verdadero dragón se presentó en su ventana. Se dice que el hombre se murió del susto... Era seguramente un charlatán que se hubiera revelado como tal en el momento de la acción.

El complejo oranmento de un samurai que debía ir sobre el hakama y el haori

   Esperemos que con tanto hablar de casullas  el día que el Señor al que servimos se aparezca de improviso para pedirnos cuentas no nos tome por charlatanes.

domingo, 3 de abril de 2011

La admisión del error

Cuando yo era joven, tenía un "diario de lamentaciones" en el cual mencionaba día tras día mis errores. Pero no pasaba un solo día sin que yo tuviera que abrirlo veinte o treinta veces. Es así como acabé realizando que siempre sería así y decidí abandonarlo. Hoy en día, cuando medito, antes de irme a dormir, sobre la jornada transcurrida, no hay un día en el cual yo no haya cometido algún fallo de palabra o de acción. Vivir sin cometer errores es casi imposible, pero "los intelectuales" distan mucho de admitirlo.
(Tomado del Hagakure)

  Hoy tenemos una nueva entrega destinada a los Filo-lefebvrianos. A pesar de que en el artículo no se menciona a esa supuesta especie por lado alguno se sigue insistiendo y se afirma que el siete es número perfecto. No estoy de acuerdo. La perfección está en saber admitir el error de haber dividido a los católicos con un "filo" de katana que ha resultado romo y basto por su poco temple y ha creado una herida de difícil curación. Y sin tener filo alguno con el que seguir dividiendo se sigue sin freno y pensando que se llegará a la perfección. Nada más lejo del camino de la espada. ¡Que sabios eran los samurais! Ellos sabían poner freno tanto al filo de su katana como al filo de su mente sin obcecarse en lo fijo. Ya lo decía el gran Miyamoto Musashi: Hablando en términos generales, hay que evitar el agarrotamiento y la posición fija, tanto en el sable como en la mano. La posición fija es el camino de la muerte, la fluidez es el camino de la vida. Esto es algo que debe ser entendido.

El Hamon o línea de templado es una de las marcas distintivas del filo de una Katana