No hay entre los infieles ningún pueblo más bien dotado que el japonés


-San Francisco Javier-


domingo, 3 de abril de 2011

La admisión del error

Cuando yo era joven, tenía un "diario de lamentaciones" en el cual mencionaba día tras día mis errores. Pero no pasaba un solo día sin que yo tuviera que abrirlo veinte o treinta veces. Es así como acabé realizando que siempre sería así y decidí abandonarlo. Hoy en día, cuando medito, antes de irme a dormir, sobre la jornada transcurrida, no hay un día en el cual yo no haya cometido algún fallo de palabra o de acción. Vivir sin cometer errores es casi imposible, pero "los intelectuales" distan mucho de admitirlo.
(Tomado del Hagakure)

  Hoy tenemos una nueva entrega destinada a los Filo-lefebvrianos. A pesar de que en el artículo no se menciona a esa supuesta especie por lado alguno se sigue insistiendo y se afirma que el siete es número perfecto. No estoy de acuerdo. La perfección está en saber admitir el error de haber dividido a los católicos con un "filo" de katana que ha resultado romo y basto por su poco temple y ha creado una herida de difícil curación. Y sin tener filo alguno con el que seguir dividiendo se sigue sin freno y pensando que se llegará a la perfección. Nada más lejo del camino de la espada. ¡Que sabios eran los samurais! Ellos sabían poner freno tanto al filo de su katana como al filo de su mente sin obcecarse en lo fijo. Ya lo decía el gran Miyamoto Musashi: Hablando en términos generales, hay que evitar el agarrotamiento y la posición fija, tanto en el sable como en la mano. La posición fija es el camino de la muerte, la fluidez es el camino de la vida. Esto es algo que debe ser entendido.

El Hamon o línea de templado es una de las marcas distintivas del filo de una Katana

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