No hay entre los infieles ningún pueblo más bien dotado que el japonés


-San Francisco Javier-


lunes, 11 de abril de 2011

La armadura del Samurai

Cuando tuvo lugar el ataque al castillo de Shibamara, Tazaki Geki revistió una armadura, espléndidamente vistosa. El Señor Katsushige se vio contrariado por ello y desde entonces, cada vez que notaba algo excesivo, decía: "Es la misma cosa que la armadura de Geki". Teniendo en cuenta esta anécdota, las armaduras y los equipos militares demasiado vistosos pueden ser considerados como señales de debilidad y de falta de fuerza. Revelan la verdadera naturaleza del que los lleva.

(Tomado del Hagakure)

   De nuevo para esta semana hay otra entrega de filo-lefebvrianos. Esta es importante porque dentro de los truenos de esa nube de tormenta se oye algo que hay que tener en consideración: 

Mientras tanto, el sacerdote celebrante estaba allá al fondo de un presbiterio alto, revestido con una casulla relativamente moderna, ésa que deja los brazos descubiertos, desconocida antes del XVI, mucho menos tradicional que la casulla antigua y medieval, que cubre al sacerdote completamente como una casita (casula) o una capa (casubla)… 
   Es de todos conocida la diferencia entre ornamentos góticos y ornamentos barrocos. La casulla de guitarra es la expresión sublime del barroco que encoge la hechura de la casulla para facilitar la amplitud de movimientos y a la vez la recarga en adornos hasta casi ocultar el color propio del ornamento según el tiempo litúrgico. Pero menos conocido es que la casulla simboliza el yugo de Cristo y por ende la caridad con la que es uncido todo el que se ayunta con Cristo. Así decían los sacerdotes al revestirse con la casulla: 

"Señor, que dijiste: "Mi yugo es suave y mi carga ligera"; haced que de tal modo sepa yo llevarlo para alcanzar vuestra gracia"

   Por eso, resulta curioso que tantos guerreros se lancen a la más ardua de las batallas, que es la que se da en la Santa Misa para que el sacerdote ministerial haga lo que se espera de él, y acaben mostrando un esplendor de casulla que resulta ampulosamente barroca (disminuida en el símbolo y recargada en el adorno humano) para lo que realmente se espera de ese sacerdote. Otros por contra, olvidando el verdadero ser de las casullas góticas, que también tenían sus adornos como toda obra de Dios que se precia -de ahí que se llame ornamento a los vestidos litúrgicos; de ornare, tremenda palabra que a la vez significa pertrechar y adornar-, se lanzan a la batalla con un símbolo muy amplio pero tan ligero que parece que se han tomado al pie de la letra que el símbolo ha de ser tan ligero como la carga que simboliza. Algunos llegan a sentirse tan ligeros en la simbología que acaban como Shugo Echigen No Kami Tanenao, que cuando la rebelión de Shibamara, aunque su armadura se había quedado en el campamento,  se lanzó a la batalla vestido solamente con un Hakama y una blusa (haori). Se dice que fue encontrado vestido así.
Samurai con hakama (pantalones) y haori (blusa)


   A este pobre ronin le recuerda este hablar de casullas otro cuento, leído mil veces en la obra de Yamamoto Tsunetomo, que nos dice que había un hombre en China al que gustaban mucho las imágenes representando a dragones. Todos sus muebles y vestidos estaban decorados con este emblema. El dios de los dragones se dio cuente de este amor profundo, así que un día, un verdadero dragón se presentó en su ventana. Se dice que el hombre se murió del susto... Era seguramente un charlatán que se hubiera revelado como tal en el momento de la acción.

El complejo oranmento de un samurai que debía ir sobre el hakama y el haori

   Esperemos que con tanto hablar de casullas  el día que el Señor al que servimos se aparezca de improviso para pedirnos cuentas no nos tome por charlatanes.

domingo, 3 de abril de 2011

La admisión del error

Cuando yo era joven, tenía un "diario de lamentaciones" en el cual mencionaba día tras día mis errores. Pero no pasaba un solo día sin que yo tuviera que abrirlo veinte o treinta veces. Es así como acabé realizando que siempre sería así y decidí abandonarlo. Hoy en día, cuando medito, antes de irme a dormir, sobre la jornada transcurrida, no hay un día en el cual yo no haya cometido algún fallo de palabra o de acción. Vivir sin cometer errores es casi imposible, pero "los intelectuales" distan mucho de admitirlo.
(Tomado del Hagakure)

  Hoy tenemos una nueva entrega destinada a los Filo-lefebvrianos. A pesar de que en el artículo no se menciona a esa supuesta especie por lado alguno se sigue insistiendo y se afirma que el siete es número perfecto. No estoy de acuerdo. La perfección está en saber admitir el error de haber dividido a los católicos con un "filo" de katana que ha resultado romo y basto por su poco temple y ha creado una herida de difícil curación. Y sin tener filo alguno con el que seguir dividiendo se sigue sin freno y pensando que se llegará a la perfección. Nada más lejo del camino de la espada. ¡Que sabios eran los samurais! Ellos sabían poner freno tanto al filo de su katana como al filo de su mente sin obcecarse en lo fijo. Ya lo decía el gran Miyamoto Musashi: Hablando en términos generales, hay que evitar el agarrotamiento y la posición fija, tanto en el sable como en la mano. La posición fija es el camino de la muerte, la fluidez es el camino de la vida. Esto es algo que debe ser entendido.

El Hamon o línea de templado es una de las marcas distintivas del filo de una Katana

lunes, 28 de marzo de 2011

Odium Theologicum

  La mejor actitud respecto a las palabras es no usarlas. Si pensáis que podéis pasar sin usarlas, no habléis. Lo que debe ser dicho debería serlo siempre de la manera más concisa, lógica y clara posible. Una cantidad sorprendente de personas se ridiculizan hablando sin reflexionar y se desconsideran otra tanto.

(Tomado del Hagakure)


Un jurista y político español del siglo XIX daba esta definición y reflexión sobre el "Odio Teológico":

  Cuando se quiere pintar lo exacerbado del odio de unas personas á otras, se dice que se tienen odio teológico . Esta frase da á conocer el encarnizamiento con que se disputaba sobre ciertas cuestiones, aun en las cosas divinas. No hablo de los que, en materia de dogma, han tenido la desgracia de separarse de él, persistiendo con tenacidad en su error; hablo de los que, acatando el dogma, disputaban sobre puntos opinables, permaneciendo todos en el seno de la Iglesia. Ejemplo de ello presentan los Tomistas y los Escotistas. Afiliado cualquiera en una de estas escuelas (prescindo de que la adoptase con más ó menos conviccion), con sólo pertenecer a ella, era ya sabido su modo de pensar en muchas y graves cuestiones. Llegaba á ser profundo el convencimiento en un sentido ó en el contrario, segun se perteneciese a una ú otra escuela, é igual á este convencimiento era el calor con que se disputaba, y el odio (hablo de odio en su género) que recíprocamente se tenian los individuos de ambas escuelas, sin tratarse, sin conocerse, sólo por pertenecer á escuelas contrarias.
En todas las profesiones la misma division, los mismos bandos; sistemas diferentes y aun opuestos; odios de los sectarios del uno á los del otro, sin más razon que la de seguir diferentes sistemas. El convencimiento con que los adoptaron llega hasta el fanatismo : una vez adoptados, cuanto sostiene un partido se tiene por bueno; cuanto sostiene el partido contrario se tiene por malo. A veces basta que un partido siga una doctrina, que acaso habria adoptado espontáneamente el partido contrario, para que éste siga la opuesta.
Lo mismo se ha visto en las comunidades religiosas. ¡Qué contiendas, qué luchas en todo aquello que las permitia! ¡ Qué empeño y qué acaloramiento en la eleccion de personas para determinados cargos, para el gobierno y mando superior principalmente! A veces la persona representaba un sistema, y se disputaba en realidad sobre cuál sistema de gobierno y de mando habia de prevalecer. Frecuentemente, el interés (de que nunca se prescinde en un todo) era el principal objeto de la lucha, aspirando los combatientes á conseguir ciertos cargos subalternos, si su jefe alcanzaba el principal ó supremo; á veces se atendia sólo á las cualidades personales de los candidatos, y de consiguiente ocupaban el primer lugar las afecciones particulares de los partidarios, ya de uno, ya de otro.
En todas las reuniones ha sucedido lo mismo: en los gremios, en las cofradías, en las corporaciones de cualquiera clase, hasta en los espectáculos. Partidarios siempre de uno ú otro sistema, de esta ó de aquella persona, y frecuentemente odio de los que quieren un sistema, ó prefieren una persona, á los que quieren otro sistema, ó prefieren otra persona. Por más que haya intereses comunes, los hay tambien particulares; aunque en los puntos capitales convengan todos, hay otros acerca delos cuales son diferentes las opiniones.

  No me voy a entretener mucho en este tipo de odios. Todo samurai, aunque sea ronin, sabe cuando debe contener sus palabras para no quedar en ridículo ni desconsiderarse ante los demás o verse obligado a verter sangre sin necesidad. No obstante para la tropa de campesinos que sigue sin enterarse de nada gracias a la doctrina del mushin recomendamos la siguiente gama y estamos dispuestos de buen grado a sortear uno de estos polos entre los primeros que se callen y dejen de dividir más aún a los fieles en este Zipango eclesial.

¡Podemos personalizarlas con el nombre de tu teólogo favorito!


Para más información rapida y sin criterio ad mentem internautae, como siempre, la wikipedia: Odium Theologicum

domingo, 27 de marzo de 2011

Filo-abortistas (I).

El Monje Tannen tenía costumbre de decir: "La gente ha terminado por no entender nada porque los sacerdotes ya no enseñan más que la doctrina de Mushin. Lo que se llama Mushin es un espíritu sin mancha y sin complicación. Esto es interesante".

(Tomado del Hagakure)

¿Se imaginan el día que el sacerdote dejara de enseñar la doctrina de Mushin y se ensuciara y se complicara la vida con sus escritos? Ese día, vivido en la simplicidad, ese sacerdote habría eseñado la auténtica vía del samuraí cristiano de modo que el pueblo entendería todo.


–Mire usted que también este tema…
–El Señor me ayudará.

Quiero tratar de la actitud nociva de los filo-abortistas dentro de la Iglesia católica, no sin antes describir muy brevemente la posición de abortistas y anti-abortistas. Trato especialmente de los filo-abortistas porque nos quedan cerca, y rondan continuamente a los confesores y defensores de la ortodoxia católica.


—Los abortistas consideran a José María Aznar como el San Atanasio de nuestro tiempo, y al Partido Popular (PP) como garante imprescindible en la vida social de la ortodoxia doctrinal y moral  de la Iglesia en España.

—Los anti-abortistas distan extremadamente en doctrina y espíritu de José María Aznar y del PP, y sienten por ellos una gran aversión. Por eso protestaron con dureza cuando los obispos participan en la concesión de Doctorados Honoris Causa a un abortista como Aznar. Este acto ocasionó entre ellos una resistencia furiosa, pues están convencidos de que los peperos deben ser rigurosamente mantenidos fuera de la comunión eclesial. 

No deja de ser curioso que precisamente aquellos que muestran la mayor dureza contra los abortistas son precisamente quienes manifiestan una mayor indulgencia hacia tantos pastores y teólogos que ofenden gravemente la disciplina de la Iglesia. Es indudable que esta grave falta de caridad eclesial dificulta no poco el regreso de los abortistas a la plena comunión de la Iglesia católica.
Nosotros, obviamente, nos sentimos mucho más próximos a los peperos que a aquellos numerosos pastores y teólogos «católicos» que han perdido la fe, ya que niegan o ponen en duda la divinidad de Cristo, la virginidad de María, la unicidad de la salvación por Cristo, la presencia eucarística, la distinción real entre el sacerdocio ministerial y el común, la existencia de los ángeles, del purgatorio y tantas otras verdades de la fe católica.
Por el contrario, los seguidores de José María Aznar confiesan con nosotros esa «una sola fe» de la Iglesia, y por eso les tenemos estima, y denunciamos todo intento de demonizarlos, pues queremos favorecer su total reincorporación a la Iglesia. Sin embargo, no por eso olvidamos que, como se sigue del magisterio de la Iglesia, guardan ellos todavía reservas sobre la obediencia a la autoridad doctrinal del Papa y a la del Concilio, y que por eso mismo deben «retornar» a la plena comunión de la Iglesia.
—Los filo-abortistas comparten en mayor o menor medida las posiciones del Partido Popular. De ellos quiero tratar ahora con mayor amplitud. Por supuesto, vale para los abortistas a fortiori la crítica que haré de los filo-abortistas. Éstos son con frecuencia buenos y fieles cristianos, pero su filo-abortismo, más o menos pronunciado, les daña mucho y escandaliza a no pocos católicos, sobre todo a los menos formados, suscitando en ellos confusión, desconfianza en el Papa, aversión al Concilio Vaticano II y a la doctrina social de la Iglesia.
Los filo-abortistas obstaculizan en gran medida el regreso del aparato político a la plena comunión con la Iglesia católica. Aunque pueda parecer una paradoja, es así. Ellos, sin ser abortistas, asumen gran parte de sus tesis principales, comprenden o incluso justifican la inacción contra el aborto y el divorcio, consideran algunos documentos del PP conciliables con el Magisterio anterior, ven con aversión la Misa de forma extraordinaria –llegando algunos a negar su validez–, condenan de forma implacable algunos gestos de Juan Pablo II y de la Iglesia en el postconcilio, y de este modo, aunque no lo pretendan, están dando la razón a los abortistas, les fortalecen en sus posiciones, y por eso, sin duda, están dificultando gravemente su reincorporación a la plena comunión de la Iglesia católica. Consiguen de hecho justamente lo contrario de lo que pretenden.
He descrito ya someramente la fisonomía de los católicos filo-abortistas. Pero ya se comprende que su identidad no puede ser definida con exactitud, pues se realiza en innumerables grados. Hay casos en que el filo-abortismo no pasa apenas de ser una valoración grande, pero no del todo bien entendida, de la Acción Católica tradicional. Pero en otros casos, hay católicos próximos al abortismo que casi se identifican con los abortistas, sobre todo cuando admiten como legítimas las causas que ocasionaron la inclusión de la ley de despenalización del aborto de 1985.


Los filo-abortistas, por supuesto, no reconocen en modo alguno su condición, como tampoco los semipelagianos admitían su semipelagianismo, ni los jansenistas reconocían serlo. Si les reprochamos algunas de sus actitudes, señalándoles, por ejemplo, algunas palabras publicadas que nos parecen inconciliables con la plena fidelidad al Papa, al Vaticano II y a la Iglesia, es casi seguro que justificarán cerradamente su posición, con prolijidad de datos y argumentos, demostrándonos de modo indiscutible que ellos no son abortistas. Pero no nos demuestran que no sean filo-abortistas, que es lo que convendría que demostraran, respondiendo a las objeciones que les ponemos.
Limitaré aquí y ahora mis consideraciones a la admisiión ilegítima en los votantes del Partido Popular de la aceptación del aborto. Dejo en cambio de lado muchas otras quæstiones disputatæ en torno a la validez y licitud de la Constitución, el decreto Dignitatis humanæ, el cumplimiento del precepto dominical en una sociedad secularizada, el status actual de los abortistas en la Iglesia, etc. Y paso al tema principal. (continuará)


La polémica filo-lefevbriana

Nabeshima Aki No Kami estaba comiendo cuando llegó un visitante y tuvo que dejar su plato tal cual. Poco después, uno de sus servidores se sentó delante de la bandeja y comenzó a comerse el pescado frito. Justo en ese momento llegó el Señor Aki y sorprendió al sirviente, que escapó, atemorizado. El Señor Aki gritó: "Hace falta una mentalidad de esclavo para comer en el plato empezado por otra persona." Se volvió a sentar y acabó su plato.
(Tomado del Hagakure)


  Antes que nada, déjenme recordarles la obviedad de ser ronin. No tengo señor feudal al que servir en este zipango en que el shogunato ha convertido a la Iglesia. No espero tampoco reconocimiento alguno salvo el de mi Señor Celeste. Por eso mismo esta polémica que creo de todos conocida y a la que se han dedicado muchas páginas, la pienso tratar de forma diferente. La abordaré de una forma que no suele hacerse. Cosas de la mentalidad asiática, que dicen ustedes. Con la mente digna del chushingura que diré yo. Y es que el Señor Aki tenía toda la razón: no se puede comer en el plato empezado por otra persona sin mostrar que se tiene una mentalidad de esclavo. Así que permítanme que les sirva mi propio plato mientras rechazo tenazmente lo absurdo de esta polémica.

El Zipango eclesial

“La gente de la isla de Zipango (Japón) posee tremendas cantidades de oro. El tejado del palacio del rey es de oro puro, y los suelos están pavimentados con una capa de oro de un grueso de dos dedos”.

(Marco Polo)

  Japón y China comparten en su escritura unos caracteres (ideogramas) llamados kanjis, que tienen usualmente el mismo significado en ambos idiomas aunque no necesariamente se leen igual. “País en que nace el Sol”, que es como describió Shotoku a su imperio, se escribe “日本国” y se lee en japonés “Nippon Koku”. Éste es, por lo tanto, el primer registro escrito que se tiene del nombre de Japón (en japonés “Nippon” o “Nihon”)

Los kanjis de Nippon, “日本”, se leen “Yihpun” o “Xipon” en chino, y ese es el nombre con que escuchó Marco Polo que se referían a aquellas islas más allá del mar chino, cuando inició su famoso viaje por la Ruta de la Seda. Él las llamó “Chipangu” en sus escritos, y el nombre derivó a “Jipan”, “Japan” y finalmente “Japón” en español.

  Ese es el origen del término Zipango. El Chipangu de Marco Polo. Un país donde siempre nace el sol y además, como bien se encarga de recordarnos, está lleno de oro. Si tuviéramos que decirlo poéticamente diríamos que es un lugar donde estamos en un continuo amanecer primaveral. Y de ahí que este ronin católico llame a la situación actual de la Santa Madre Iglesia el "Zipango eclesial". Un Zipango donde Su Santidad Pablo VI nos recordaba bien que no todo es sol:

“Creíamos que el Concilio traería días soleados para la Historia de la Iglesia. Por el contrario son días repletos de nubes, tormentosos, con niebla, días de ansiedad e incertidumbre” (Alocución del 29 de junio de 1972).

Yo creo que sigue habiendo oro en Zipango, pero también que donde hay oro hay su correspondiente "fiebre del oro" y lo peor que ésta nos esconde en las relaciones humanas: la codicia y la avaricia. Los samurais, por el contrario, hemos de vivir en simplicidad.

viernes, 25 de marzo de 2011

CHUSHINGURA

Para empezar el blog creo fundamental esta introducción histórica que nos revela que se esconde tras la voz chushingura. Dicen que la historia es maestra de la vida. Pues eso mismo. Tomamos la cita de "Los 47 Ronin" por Graciela V. Barros








Antes de seguir, considero importante platicarles qué es un ronin; (Para un Samurai la palabra ronin era una de las más escalofriantes y que los podía transportar a una de sus peores pesadillas. Un ronin era el Samurai que por alguna razón quedaba sin Señor; la palabra ronin significa “hombre ola” a la deriva en el mar de la vida. Algunas de las razones por las que podía convertirse de Samurai a ronin eran: la primera, porque su Señor era muerto o asesinado, a lo que casi siempre ellos buscaban la venganza del honor de su Señor; la segunda, porque eran corridos y casi siempre trataban de reconciliarse con su Señor, por una guerra, por mal comportamiento, por hacer algo indebido, el Shogun disolvía su clan, etc.)
Así podría ser un grupo de ronin errantes

Ahora, continuaré con mi relato: me subí al metro en shinjuku la estación de metro más grande de Tokio y viajé al museo en Sengakuji, un templo budista donde se encuentra un museo a un lado y el sitio donde está enterrado el clan de Asano y los 47 ronin. El lugar estaba medio vacío. Una pareja de japoneses me hizo una seña cuando vio que no sabía por dónde empezar y me acerqué, pasé a una sala donde proyectaban una película en japonés. Se veía interesante pero mmmm…. pequeño detalle, no hablo japonés. Al poco rato, los espectadores lloraban, ella sollozaba y él discretamente le pedía un kleenex. Cuando terminó se pusieron de pie. Yo seguía sin entender nada y me quedé con cara de ¿what?, aunque la película me había parecido interesante y me intrigaba el llanto de los espectadores. Se despidieron de mí muy amables y entró después el encargado del museo quien me preguntó si quería que la pasara en inglés, a lo que le contesté que sí. Después, yo era la que estaba ¡Ahhh! y con los kleenexs; la verdad es una historia interesante de aventura, que tiene más de 300 años de antigüedad.
La historia de los 47 Ronin
“Chu-Shin-gura
En el año 700 en lo que era Edo, ahora Tokio, el líder Shogun había causado un caos. Había promulgado una ley que impedía lastimar a cualquier ser vivo, basado en la interpretación de ideas religiosas. Esto era realmente un problema, ya que los insectos se comían los sembradíos, los pájaros las semillas y plantas, los perros atacaban a la gente y se robaban la comida y todo era un desastre. Oishi, samurai a cargo de las tierras de Ako en Kyoto, quien servía a el Daimyo Asano Takuminokami (reyes feudales abajo del shogun quienes además eran samurai a su vez). Oishi, supervisando los alrededores en compañía de la pequeña hija de Asano observaba todo este desastre para reportarlo y pensaba “Ahora los samurais no podemos ni cazar para comer, ni siquiera podemos conseguir plumas de ganso para nuestra flechas”, y le rompía el corazón el hambre que veía a su alrededor. Por lo menos ellos tenían una paga, techo y comida. Oishi tenía que entregar un reporte de cada inspección a su Daimyo Asano que en ese momento se encontraba en Edo, la capital antigua de Japón, donde a Asano no le hacía muy feliz cuando tenía que ir de visita, porque debía usar ropas incómodas y soportar a Kira Kozukenosuke, un protegido del Shogun, corrupto y con mucho poder que le daba el mismo Shogun y que, además, ni siguiera era un Daimyo, sino el maestro de ceremonias, un ridículo tipo que seguía una serie de protocolos y se hacía ver mayor de la edad para tener más respeto, y que además masticaba unas nueces carísimas que teñían sus dientes de negro, pues supuestamente era muy chic porque hacían su sonrisa más amplia, cosa que daba asco a Asano. Como éste no seguía sus juegos de corrupción ni le daba dinero, Kira no lo toleraba e intrigaba con el Shogun de que Asano era un rebelde.
Asano se preparó con todos sus incómodos atuendos y salió a la reunión dejando afuera del salón a sus samurais quienes lo salvaguardaban: Hara, de 50 años, fuerte, seguro y experimentado; Kataoka y Mimura, jóvenes y alegres. Llegando a la reunión tan sólo se encontraban Daimyo Date y Kira a quien evadió, pero después no le quedó otra que enfrentarlo. Kira le hizo un desmán frente a un sirviente y se acercó a Asano. Con burla le comentó “Si tu dinero te es tan valioso hay otras formas de satisfacer mis deseos. Me dicen que tienes una bella esposa” a lo que Asano de inmediato desenvainó su espada y alcanzó a cortar la frente y el hombro de Kira sin lograr matarlo. Kira desenvainó y se defendió. Sólo lo salvó el que detuvieran a Asano los ahí presentes. En ese momento entró el Shogun y la esposa de Asano. Los guardianes del Shogun de inmediato tomaron a Asano, lo vistieron de sirviente para que nadie notara lo que había sucedido y se le llevó en un palanquín, por lo que sus guardianes nunca notaron que había salido. Asano fue llevado a un cuarto en la casa de otro Daimyo por 12 Samurais, se le entregó papel y pincel para escribir a sus familiares y unos momentos después llegó un oficial del Shogun con la sentencia que se leía así “El piadoso Shogun, dado su grado, le permitirá morir de forma honorable por seppuku (ritual de suicidio con honor); sus propiedades pasarán al Shogun”.
Se le permitió terminar su mensaje. Ya seco lo sellaron y Asano fue llevado por Daimyo Tamura al Jardín (situación no digna para alguien de su grado). En ese momento su Samurai Kataoka llegó y casi con llanto se disculpó con su amo por no darse cuenta de lo sucedido. Asano le dio el ultimo mensaje de Adiós y le dijo “Oishi sabrá qué hacer”. En el jardín había tres tapetes cubiertos con mantas blancas. Se leyó la sentencia. Asano, mostrando aceptación tomó su arma, murmuró una plegaria, encajó su arma del lado izquierdo de su abdomen y la desplazó hasta el otro lado; alguien lo asistió sacando su sable y terminando su agonía.
Hara llevó el mensaje a Oishi, quien escuchó la historia de injusticia hacia su Señor pensando en la pequeña hija de Asano y su esposa y cuál sería el siguiente paso a esta injusta desgracia: confiscarían sus tierras y el nombre de Asano desaparecería.
Oishi reunió a todos en el jardín del castillo de Ako con la luz en sus caras, sin estar formados en rangos se juntaron cerca de 300 hombres. Ya sabían de lo ocurrido y se presentaron listos para la lucha. Oishi levantó su mano en petición de silencio. Levantó su sable y gritó “Nuestro Señor está muerto” y explicó a detalle lo sucedido. En eso interrumpió casi sin aliento Kataoka donde, agotado, en un suspiro avisó “Kira está vivo”. Se escuchó el gruñir y enojo de todos los ahí presentes y el comentario de Oishi fue “No ganaríamos una batalla contra Edo, nuestra venganza tendrá que ser bien planeada. No podemos arriesgar la vida de la pequeña de nuestro señor, su esposa y familiares”. Yoshida, el guerrero mayor, estuvo de acuerdo con Oishi. “Lo primero será mandar una apelación ante el shogun por esta injusticia. Será mandada mañana mismo, y mañana nos reuniremos los que estén dispuestos a luchar o a seppuku”.
Al día siguiente tan sólo regresaron 62 de los 300 del día anterior. La decisión de Oishi, después de una noche sin sueño y escuchar las opiniones de los mayores fue: mandarían la carta de apelación al Shogun; entregarían Ako al Shogun pacíficamente, se separarían y después darían un golpe maestro atacando por sorpresa matando a Kira. Seguramente les darían la pena de muerte pero sería la muerte más digna. En ese momento los 62 Samurai firmaron el acuerdo.
Prepararon todo para entregar a los enviados del Shogun el castillo de Ako y las propiedades, pero todo el efectivo que pudieron juntar lo guardaron para sus planes y lo arreglaron con el contador.
La esposa de su Señor Asano se encontraba en exilio, por lo que Oishi mezcló por seguridad entre sus hijos a la pequeña hija de Asano y salieron abandonando su hogar con tristeza, entregando todo pacíficamente.
Se dispersaron y dirigieron a diferentes sitios, pero se mantendrían en contacto.
Una de las preocupaciones de Oishi era la pequeña hija de Asano, a quien dejo temporalmente con una familia de la realeza en el camino. Ahí pasaría desapercibida y estaría más protegida. Ya tranquilo por esto y su futuro incierto partió a su destino y nuevo hogar donde después de 5 meses se reunieron todos los 65 hombres como habían pactado en Reikoin al norte de Kyoto y quedaron de reunirse cada mes para planear todo.
Oishi notó que un tipo disfrazado de monje lo seguía y espiaba. Kataoka y él se pusieron de acuerdo para separarse y sorprenderlo; le voltearon la jugada al grado que, en un momento dado, la habilidad de Kataoka permitió que él acabara espiando al espía. Cuando éste llegó a una posada, Kataoka trepó silenciosamente paredes y techos para escuchar al espía desde un balcón. El aparente monje se quitó la ropa y parecía un samurai. El hombre se quitó su Haori y lo colgó tan cerca de él que casi roza su cara. Kataoka pudo ver en el Haori la insignia de Uesugi de Yonezawa, el clan pertenecía a los mas hábiles arqueros. Alcanzó con dificultad a ver a los 3 hombres; uno alto y delgado, otro del que su voz le era familiar y el tercero seguramente era el famoso Samurai Chisaka. Regresó a contar todo a Oishi quien aseguró que Chisaka el Samurai de Mayor grado del Daimyo Uesugi los mantenía vigilados para proteger a Kira de cualquier ataque, esto por órdenes del Shogun.
Kataoka después de algunos días recordó la voz al escucharla: era el cocinero de la nueva casa de Oishi. Los tenían totalmente vigilados, con un espía enfrente de su casa y otro dentro. Planearon no despedirlo, sólo tendrían cuidado al hablar delante de él para no levantar sospechas.
En Edo los ronin que allá se quedaron estaban inquietos y Oishi decidió ir a verlos para calmarlos. Por supuesto fue seguido de sus espías quienes de inmediato avisaron a Edo que Oishi se dirigía para allá. Kira nervioso pidió a Chisaka protección y sugirió lo llevara mejor al castillo de su Señor a lo que Chisaka respondió negativamente ya que no quería llevarle a su Señor este peligro.
Mientras, Oishi pasó a la tumba de su Señor Asano a Sengakuji donde reafirmó su compromiso y puso agua purificada, haciendo reverencia con respeto. Después visitó a la esposa de Asano en exilio quien no cesaba de preguntar por su pequeña hija, a lo que él la tranquilizó diciendo que estaba en un lugar seguro. Más tarde visitó a la familia de Asano quienes le pidieron mantuviera todo en calma porque su seguridad dependía de ello y que Kira estaba por demás protegido por el Shogun.
Horibe insistía y presionaba que ahora Kira estaba menos vigilado; que atacaran, que por lo menos Oishi pusiera una fecha para el ataque. Oishi presionado dijo que para mayo. En mayo Kataoka llegó listo para el ataque a lo que Oishi contestó: “tengo que arreglar algunos pendientes” y fue a buscar a su esposa e hijos con quienes desayunó y convivió esa mañana. Después pidió a su esposa salir al jardín a hablar con él. Oishi la miró hermosa en el jardín; había sido una digna esposa de Samurai, siempre valiente sin chistar, pero esta prueba era la más difícil. Le habló y le dijo que le daba esa carta de separación para que después de lo que planeaban no fuera castigada ella y sus pequeños hijos. En cuanto a Chikara, su hijo mayor, tendría que decidir por él mismo lo que quería, a lo que ella contestó con dolor y tristeza que como digna esposa de Samurai iría a casa de sus padres a cumplir sus deseos. El hijo mayor de Oishi aceptó de inmediato ir con su padre diciendo “Es la decisión de un samurai”.
El siguiente plan de Oishi era el siguiente: irían con las Geishas y a las casas de té, fingirían estar borrachos y de parranda y engañarían hasta el cansancio a sus espías que eran muchos y los tendrían fastidiados, esto lo harían por un tiempo todos los días. Así lo hicieron con grandes escándalos, los espías daban este reporte cada semana agotados, aburridos y desvelados.
De sorpresa llegó Hara a buscar a Oishi acompañado de un aprendiz de su escuela de arquería (la había puesto para disfrazar la situación y tener un trabajo honorable). Al encontrar a Oishi ebrio le gritó furioso que así era como gastaba los fondos y que lo que decían por todos lados era verdad, que era una deshonra y que él diría a todos lo que sucedía. Oishi trato de levantarse para alcanzarlo pero, al salir, Hara ya había partido con su ayudante.
En casa de Oishi, después de unos días de la visita notaron que ya no estaba el cocinero ni los espías que siempre los seguían, ni los que estaban enfrente de su casa; la razón era que el ronin fujii contratado como espía, todos estos meses y durante ya casi dos años había reportado a Chisaka lo mismo: que Oishi era un borracho y los otros llevaban vidas tranquilas, que aparentemente no planeaban nada. Aunque esto le daba mala espina a Fujii y lo comentó ése era el reporte, a lo que Chisaka decidió retirar a los espías y sólo proteger el castillo en Edo donde estaba Kira, a quien le molestó profundamente la idea.
Horibe y Hara decepcionados de Oishi juntaron a todo el clan que quedaba para atacar a Kira y cumplir su venganza. Comentaron que Oishi debido a un inconveniente ya no estaría con ellos y la situación en Edo era la siguiente: Daigaku Asano, el hermano de su Señor Asano, estaba condenado al exilio; el nombre de la familia sería retirado del libro oficial del heraldo por lo que nunca se recuperaría el castillo de Ako, así que “lo único que queda es defender y vengar a nuestro Señor” a lo que todos gritaron “venganza, y ahora lo único que podrá separarnos será la muerte”. Mientras gritaban, para sorpresa de todos Oishi se presentó ante ellos. El joven y fiel Yato de tan sólo 17 años, cuando se enteró de que se reunirían todos, aunque su vida corría peligro rápidamente avisó a Oishi. Todos quedaron sorprendidos al verlo y, mudos, esperaron escuchar a Oishi quien volteó a ver a Hara y le comentó “han notado que ya no hay espías y que nos han dejado de vigilar y que tu fiel aprendiz, Hara, con el que me visitaste el otro día ya no está contigo; todo lo que hice fue un plan para fingir que todo había cambiado y que no pretendíamos nada y funcionó. Este es el momento de atacar y cumplir nuestra venganza”. Todos, emocionados, empezaron a prepararse disfrazándose de mercaderes y sirvientes para poder viajar en forma disimulada a Edo. Mimura en el camino recogió a la pequeña hija de Asano para poder llevarla con su madre, pero se mantenía a distancia por si algo se presentaba para que la pequeña no corriera peligro. Tardaron todos en llegar 10 días a Hakone y se encontraron más adelante una barricada. En ese momento pasaba el Ronin Fujii y Oishi trató de cubrirse lo más posible para no ser visto por esta larga y delgada figura. Por supuesto que fue reconocido pero Fujii siguió su camino; pensando inicialmente: “tal vez me darán una recompensa” pero luego recordó que lo habían humillado no haciendo caso de sus sospechas y no dándole trabajo y “qué tal que todo se vuelve en mi contra”, por lo que decidió seguir su camino. Oishi sugirió acampar 3 días en Kamakura por si fujii los había reconocido.
Horibe entregó a la pequeña hija a su madre y preparó las armas que estaban escondidas en la escuela de esgrima. Oishi y Hara se verían al amanecer en el puente que cruza el Sumida hacia Honjo. Llegaron a Matsuzaka donde estaba el castillo de Kira. Entrando encontraron muchos perros que podrían hacer ruido al ver tantos soldados deslizarse para el ataque y eso le preocupó a Oishi. La entrada principal sería muy difícil derribarla, si los arqueros eran avisados podrían dispararles desde arriba fácilmente. Horibe consiguió un plano que ya había estudiado Oishi antes, pero necesitaba ver los movimientos del castillo y analizar el ataque. Necesitaba tener la seguridad de no fallar. Inspeccionaron, y por atrás del castillo había una posibilidad de entrada pero tendría que ser alguien rápido y ágil. Después se sentaron enfrente del mercado en un sitio donde podían ver el movimiento del castillo. Estaban ya un poco desesperados y temerosos de ser notados cuando salió un elegante palanquín con Kira; Oishi sintió un vuelco en el corazón al reconocer la figura.
Siguió el plan; se mantendrían dispersos para no levantar sospechas y se pidió a todos los Samurai que se familiarizaran con el lugar antes del ataque.
Hara se preocupó al notar que ya varios habían desertado y Oishi decidió reunirlos cuanto antes para hacer el pacto final aunque esto significara un riesgo, pero era necesario antes de tener más deserciones. Los presentes eran 47; entre ellos había uno en sus 70s; cinco en sus 60s incluyendo a Yoshida y Apodera; cuatro en sus 50s incluyendo a Hara; cuatro en sus 40s incluyendo a Oishi; dieciocho en sus 30s incluyendo a Kataoka y Horibe; trece en sus 20s incluyendo al hijo de Onodera de nombre Koemon y dos de 17 Yato y Chikara hijo de Oishi. Se organizaron las armas, las señales de aviso, los nombres de los líderes y todos los detalles del ataque. El ataque sería simultáneo en las dos entradas; los mayores cuidarían un ataque por fuera y los más jóvenes buscarían a Kira. Oishi y Hara guiarían el ataque del frente. Onodera y Yoshida estarían afuera. Además tenían todo a su favor: el clima perfecto, nieve y frío para cubrirse y no ser notados y un plan completo. Atacarían el 14 de Diciembre. Esto fue decidido por la información recabada por Kataoka de quien todos se burlaban por estar asistiendo a clases de té, pero no pudo ser mejor espía ya que su maestro era íntimo amigo de Kira. Además le contaba todo y le presumió que habría una reunión con varios invitados ese día, lo que haría más fácil el ataque. Todos estuvieron de acuerdo y sellaron el pacto.



El día 14 en la mañana el frío estaba en su apogeo y Oishi fue a Sengakuji a visitar a su Señor Asano “estamos listos, sacrificaremos nuestras vidas de forma honorable”. Después fue a cenar arroz con su hijo, nada especial y poco ya que tenían que prepararse espiritualmente. Trataron de descansar pero no pudieron. La primera reunión fue en la escuela de esgrima de Horibe donde cambiaron sus ropas a ropas de combate nuevas; esto como símbolo de pureza y para asegurar protección religiosa y como muestra de que la pobreza no los llevó a la lucha. Recogieron sus armas y partieron. Al cruzar el puente un perro gruñó a Oishi; Hara, al recibir la señal de éste lo atravesó con una flecha. Ya no había vuelta atrás, la primera desobediencia al Shogun ya se había dado; ya casi había esperado dos años para esto. Oishi recordó que Kira era muy hábil con el sable, pero así como se sentía podía con él y más. Pensaba también en el ataque. Ellos tan sólo eran 47 contra 60 arqueros del castillo; además, si se lanzaba una alarma pronto llegarían más refuerzos de Uesugi. Lo importante seria encontrar a Kira antes que nada. Kataoka fue el primero en trepar, hábilmente echó un vistazo y ayudó al joven Yato y a otros dos a subir; los cuatro esperaron y observaron. Los guardias no se habían percatado de su presencia y ellos los hicieron sentir el frío de sus sables. Abrieron la puerta principal, Oishi al frente. No mataron a los guardias, los amagaron, entraron por la puerta principal y todos comenzaron su búsqueda. Kira fue avisado por un sirviente; rápidamente puso su arma sobre su ropa de dormir y al salir del cuarto escuchó el sonido del metal chocar en la batalla y huyó en dirección contraria. Mientras huía encontró y mandó a su más fuerte y joven sirviente a pedir auxilio a Chisaka. El joven Chikara se quedó cuidando un pasillo mientras Oishi buscaba a Kira y dejaba salir con vida a los habitantes. Su idea era matar a los menos posible. Su objetivo era sólo Kira. Hara quedó herido por una flecha de un arquero de Uesugi pero se levantó y lo hizo sentir el filo de su sable. Mientras, Chikara escuchó un ruido, se asomó y se encontró frente a frente con Sahoe, nieto de Kira, casi de su misma edad pero era un Samurai con mucha más experiencia que él. Empezó una lucha donde él cayó al piso. Oishi escuchó el ruido; corrió y gritó justo en el momento indicado, esto distrajo a Sahoe, se rodó Chikara y lo hirió en una pierna. Cuando lo tenía listo para matarlo Oishi le dijo: “no, ya está derrotado”. Nadie podía encontrar a Kira. Hara desesperado gritó: “te prenderemos fuego Kira para que mueras como una rata”. Se escuchó un gemido y ruidos que venían de una como covacha. Oishi entró y le ofreció a Kira morir por seppuku, a lo que él se negó. Oishi enfrentó en una lucha a muerte a Kira quien se sentía cada vez más cansado experimentando la fuerza y el enojo de Oishi y la fuerza de su arma. Este, con sus dos manos cortó la cabeza de Kira para ofrecerla a su Señor Asano. Se formaron todos y llevaron la cabeza de Kira a Sengakuji. N inguno de los valientes ronin murió, sólo 6 quedaron heridos. Oishi mandó a Yoshida a notificar lo ocurrido al Shogun y a la esposa de su señor Asano. A Terasaka Kichiemon lo envió a Ako a reportar lo sucedido. Ya todos juntos sabían que el espíritu de su Señor Asano era libre. Yoshida entregó el mensaje y se le permitió regresar a Sengakuji.
Daimyo Uesugi recibió del Shogun el siguiente castigo por no defender a Kira: sus samurais serían considerados ronin, él quedaría despojado de todo. Chisaka no sabía cómo justificar su error ante su Daimyo Uesugi.
700 soldados fueron por ellos a Sengakuji; el señor Sengoku los trató muy bien, los alimentó y dio dónde descansar. Araki le comentó después de unos días a Oishi: “la gente está a tu favor, por eso se ha retrasado su sentencia. El Shogun está enterado de que obedecieron y que no se habían comportado como criminales comunes, ya incluso hay un kabuki de ustedes. Ya son héroes famosos”. El 4 de Febrero de 1703, después de 47 días llegó su sentencia: Se les concedía el gran honor de morir por seppuku (ritual de suicidio con honor) y no morir como criminales. Oishi avisó que lo harían por grados y pidió que su hijo Chisaka fuera el primero. Los 46 ronin que murieron por seppuku están enterrados juntos en Sengakuji, Terasaka Kichiemon fue perdonado y después sepultado junto a Sanpei Rayano quien cometió seppuku, ya que al querer participar en la venganza no le fue permitido por su familia. A la entrada del templo se encuentra una estatua de Oishi y los 47 nombres de los guerreros ronin.


Las tumbas de los 47 ronin.


Al llegar al lugar donde estaban las tumbas de los ronin y muy cerca la de su Señor Asano me tocó ver cómo los Japoneses van a visitar el templo y a poner incienso en las tumbas de los guerreros ronin.
Esta historia es una de las favoritas de los japoneses, ya que incluye (Chu) lealtad y Gi (Justicia).